¡Hola a todos!
Aquí te dejo una dosis semanal de mi Segundo Cerebro. Soy Daniel Bonifaz y este es un espacio donde comparto lo que voy aprendiendo en mi camino por ser un mejor empresario y una mejor persona.
Mi meta es que, cada semana, pueda despertar esa curiosidad que nos mueve a no dejar de aprender constantemente.
Desde mi infancia, ser considerado "demasiado amable" a menudo se veía como una debilidad. Sin embargo, a lo largo de mi vida, he descubierto que la bondad es la inversión más fructífera que he realizado, no solo en mi bienestar emocional sino también en mi éxito personal y profesional.
Descubriendo la Verdadera Bondad
Mi viaje hacia entender la bondad comenzó en los patios escolares. Siendo un niño fácilmente manipulable, mi amabilidad era inicialmente un escudo, una forma de ganar amigos rápidamente y evitar conflictos. Sin embargo, esta estrategia a menudo me dejaba sintiéndome usado y poco valorado. Fue solo al madurar cuando empecé a entender que la verdadera bondad no era simplemente ser amable con todos indiscriminadamente, sino ser amable de manera intencional y consciente.
Aprendiendo a Ser Intencionalmente Bondadoso
La transición de ser pasivamente amable a practicar una bondad intencional implicó un profundo autoconocimiento. Tuve que reconocer mis propias fortalezas y debilidades, aprender a establecer límites y decir "no" cuando era necesario. Esta evolución transformó mi bondad en una expresión de fuerza y no de debilidad. Me di cuenta de que ser genuinamente amable, sin esperar nada a cambio, no solo me hacía sentir mejor conmigo mismo sino que también atraía a personas de mayor calidad a mi vida.
La Bondad en el Ámbito Profesional
En mi carrera, he observado que la bondad genuina se traduce en una ventaja competitiva sustancial. Adam Grant, en su libro Give and Take, identifica que los individuos más exitosos son frecuentemente aquellos que dan sin esperar recibir. Esta filosofía ha resonado profundamente conmigo. Al ser amable en el trabajo, he podido formar redes de contactos sólidas y duraderas, caracterizadas por el respeto mutuo y la colaboración genuina.
La Bondad Atrae
Uno de los descubrimientos más significativos de mi vida ha sido que la bondad atrae. Contrario a la noción de que el mal es más atractivo porque es más fácil, he aprendido que esforzarme por ser mi mejor versión atrae a personas que también están en ese camino. Este círculo virtuoso de influencia positiva ha enriquecido mi vida, otorgándome amistades y conexiones que valoro profundamente.
Conclusión
La bondad, lejos de ser un simple acto de caridad, es una filosofía de vida y una estrategia para el éxito personal y profesional. Ha transformado cómo interactúo con el mundo y cómo el mundo responde a mí. En última instancia, he aprendido que la bondad es un boomerang que siempre regresa, a menudo de maneras que nunca podríamos haber anticipado.
Exacto, comparto tu idea, es difícil mantener esa resiliencia en lo laboral